lunes, 29 de octubre de 2012

Examen final




UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
CARRERA COMUNICACIÓN SOCIAL

Estudiante: Peñaranda Mitta Aylin Adriana
Materia: Redacción II
Paralelo: B
Fecha: 24 de octubre de 2012

EXAMEN FINAL

ENSAYO
BASADO EN EL TEXTO: “LA LENGUA DE ADÁN” DE ANTONIO DIAZ VILLAMIL

El aymara la madre de todas las lenguas
Al escuchar el nombre “La lengua de Adán” muchas ideas se vinieron a mi mente, pero al leer la obra me sorprendió como de pronto Emeterio Villamil de Rada expone los argumentos de por qué el aymara debió ser la lengua que Adán, el primer hombre creado por Dios según la Biblia hablaba en el Edén. Y es que nosotros mismos como bolivianos hemos prejuiciado tanto esta lengua de nuestros abuelos que cuesta creer que sea la lengua madre de todos los grandes dialectos alrededor del mundo.
Por muy irreal que la idea nos parezca es innegable que Villamil no habló de este tema livianamente. Por el contrario, él habló totalmente convencido pues tenía en que basarse. Este hombre empedernido dio su primer discurso en la llegada de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre a La Paz en 1825 año en que Bolivia fue finalmente libre. Esta primera aparición pública desde el inicio le auguró éxito pues el mismo Sucre lo invitó a acompañarlo y aunque él se negó esta oportunidad demostró su talento.

No dudo en aventurarse a recorrer el mundo siendo muy joven y desde que empezó esa aventura no pudo parar. Se indica que Villamil de Rada hablaba al menos 10 idiomas a la perfección y conocía algunos 10 más. A pesar de haber visto todo el mundo y de haber conocido tantas culturas nunca dejo de lado su origen sorateño. Todo el conocimiento que adquirió con los años solo lo convencieron de que el aymara era la lengua perfecta y que el Edén estaba en Sorata.
Desde el inicio nos encontramos con pruebas concretas del parecido especial que el aymara tiene con varias lenguas alrededor del mundo. Para personas como nosotros que carecemos de un amplio conocimiento lingüístico, a diferencia del autor, se requiere leer el libro dos veces para encontrar los detalles que Villamil explica con tanto detalle. Pero uno de los aspectos más interesantes es que no solo tenemos una clase de vocabulario pues el autor eleva sus preocupaciones a un orden filosófico, cósmico, religioso y antropológico.
Es muy común ver que personajes que salen del país a enriquecer sus conocimientos vuelvan más maravillados de lo que han visto afuera que de lo nuestro. Es cierto que las culturas extranjeras como la de Grecia, Roma, Egipto y tantas otras son fascinantes. Pero no debemos olvidar que nuestra cosmogonía indígena es muy profunda y encierra muchos misterios que ningún filósofo ni antropólogo han podido descifrar con exactitud.
Desde la etapa antes de Cristo cuando se ha tratado de explicar el origen del hombre el principal libro al cual acudir ha sido la Biblia. Obviamente al basarse en este texto se consideraba a la cultura hebrea la más importante y en torno a este pensamiento de han edificado las principales teorías sobre el origen de la humanidad. Estas hipótesis siempre dejaban de lado nuestro lado del continente. El descubrimiento de este “nuevo mundo” generó por supuesto un debate dentro de la iglesia que en ese tiempo era el poder más importante sobre el mundo.
El debate se trataba si es que nuestra cultura era también descendiente de Adán y Eva los primeros habitantes del mundo. Esta discusión por supuesto hoy nos parece absurda. El desacuerdo teológico nunca debió existir pues incluso aquí los indígenas fueron obligados a alabar a un Dios que no conocían aún cuando su iglesia no los reconocía ni como personas. Finalmente se reconoció que nuestros ancestros si eran descendientes de aquella primera pareja que pobló el mundo.
Son muchas las injusticias que nuestros antepasados tuvieron que soportar después de la conquista española pero la cuestión teológica fue una de las más duras. Los españoles justificaban sus malos tratos argumentando que aunque los habían reconocía aún eran seres inferiores. Los comparaban con los judíos de manera despectiva tan solo porque no reconocían a Jesús un personaje que ellos nunca habían oído hablar. Lo más irónico es que los castigaban porque no reconocían todo el bien que les habían hecho al convertirlos en cristianos.
Sin duda la religión en esa época se puso del lado del conquistador para que pudieran continuar su dominio sin problema. No importaba cuan irónicos fueran los argumentos, los indígenas debían seguir pagando por una culpa que ellos no poseían. Lo cierto es que ninguna hipótesis teológica podría explicar la verdadera cultura de esta nueva raza hasta ese momento desconocida y por eso despreciada y humillada.
Estas teorías se pueden explicar hoy como simples mitos tan irreales como los cuentos de terror, sin ningún sustento científico. Desde el momento en que el fanatismo religioso fue puesto de lado se pudo iniciar una explicación del origen del mundo más concreto y real. La teoría fundamental fue la de Darwin, la del evolucionismo.
Desde que la teoría evolucionista tomó impulso y ganó aceptación es que se empezó a darle un verdadero valor a la cultura aymara. Esta situación se dio porque por primera vez se reconoció que el hombre habría evolucionado en su propio territorio y por tanto desarrollado su cultura. Este nuevo interés desarrolló alrededor del mundo un interés en los estudios antropológicos y los teológicos pasaron a la historia.
Darwin fue quien dio el paso fundamental para explicar no solo el origen del hombre sino de algo que viene con él, su cultura. Desde su descubrimiento han sido varias las teorías que se han lanzado sobre el posible origen del hombre americano. Unas aún afirman que estos provienen de Asia mientras que otros defienden la natividad de los americanos.
Villamil de Rada intentó conjugar estas dos visiones del origen del hombre. Quiso como muchos otros conjugar la ciencia con la religión pero nunca olvido su sentido nacionalista. Su emprendimiento fue aún más ambicioso pues no solo habla del nacimiento del hombre como un ser humano, sino se aventura a ahondar en algunos aspectos de su cultura.
Es verdad que con la conquista española muchos de nuestros idiomas nativos estuvieron en riesgo de desaparecer. Pero a pesar de todos los problemas persistió y en algunos casos los españoles jesuitas tuvieron que aprender nuestro idioma para enseñar. Incluso se determino en algún punto preparar una cátedra que incluyera al quechua y al aymara. También se planteó elaborar un diccionario que facilitara la comunicación entre los nativos y los conquistadores.
Estos diccionarios existieron, además de guías y otros textos que se enfocaron en explicar la lengua aymara. Este idioma llamó la atención del mundo europeo hasta después de la conquista. Este idioma anteriormente despreciado despertaba el interés de muchos estudiosos. Lo explicaron de distintas maneras pero todos los estudios coincidieron en que era una lengua compleja,
Cuando nosotros escuchamos hablar a alguna persona en aymara podemos advertir lo especial de su pronunciación. Cuando lo leemos es aún mas la sorpresa pues hay muchos aspectos que hace parecer al castellano un idioma muy simple. Deja atrás a muchas lenguas incluida el inglés. Dominarlo a la perfección solo escuchando es muy difícil. Generalmente es costumbre que el aymara pase de generación en generación.
Esta es una lengua sin duda muy especial. Entonces por qué no podría ser cierta la afirmación de Villamil de que el aymara es la madre de todas las lenguas. Cuando la tendencia teológica dominaba se creía que el hebreo era la lengua perfecta, la que hablaban Adán y Eva. Por otro lado hubo otros lingüistas que creyeron que el origen de las lenguas europeas estaba en Asia. Un tercero se animó a afirmar que el origen de las lenguas estaba en el sánscrito, antigua lengua de los brahmanes, que sigue siendo la sagrada del Indostán.

Hay dos posiciones bajo las cuales se aprecian las lenguas para afirmar que son originadoras de todos los idiomas. Una es la de la comparación con los idiomas que son hablados a nivel gramatical y oral. Y otro es por la antigüedad que la lengua tiene en el mundo.
Develar cuál es la lengua matriz del mundo no es una tarea para nada sencilla pues el idioma se va modificando al pasar el tiempo. Por muchos factores como la guerra el idioma se va modificando. Las lenguas van formando híbridos. Nosotros mismos gracias a la conquista española prácticamente hemos perdido la costumbre de hablar aymara. Hemos adoptado todo un idioma extranjero y con seguridad ellos han adoptado de alguna manera el nuestro. Esta mezcla ha modificado tanto el español como el aymara.
La preocupación por determinar el idioma madre del mundo nace porque la lengua esta ligada íntimamente a la cultura. Por tanto determinar en que región del mundo se originó el idioma se podrá también determinar cuál es la cultura que ha influido en todo el mundo. Esto llevaría a otorgar a algún pueblo la virtud de tener la cultura más antigua y por lo tanto la más importante.
Veamos el aspecto de la antigüedad de la lengua. Villamil de Rada afirma que el aymara es la lengua más antigua del mundo. Por lo tanto también nuestra civilización es la más antigua. Argumenta este aspecto basándose en la cultura tihuanacota. De esta cultura existen hasta hoy monumentos en piedra que el autor atribuye a una grandiosa habilidad tan antigua como importante.
Como se ha dicho antes Emeterio Villamil de Rada no hablo de estos aspectos ligeramente. Su estudio fue profundo. Admiro todos los aspectos a niveles científicos y también religiosos. Observó las características geológicas, metalíferas y orográficas de nuestros territorios y llegó a la conclusión de que en comparación con otros continentes, este tenía las pruebas más contundentes de ser la más antigua.


No se detuvo ahí, también estableció una comparación entre los seres vivos de nuestro continente con los de otros. La vida orgánica, fósil   y viviente demostró también la hipótesis del autor. Uniendo estos dos aspectos solo quedaba determinar la vida a nivel antropológico. Con este cometido estudio la historia y etnología de la región dándole también resultados favorables.
Prosiguiendo con los estudios arqueológicos, Villamil también afirmaba que el Edén estuvo en los Andes. Con una tabla comparativa pudo determinar la validez de este hecho. Observó detenidamente todas las características de lo mencionado en la Biblia y le resulto que en Sorata, su pueblo natal, estuvo el hogar de los primeros hombres del mundo. Al lanzar estas hipótesis él estaba completamente seguro de sus afirmaciones.
En su momento los textos escritos por este erudito fueron ignorados. Por supuesto ahora que nosotros vemos sus teorías también nos parecen algo irreales. Pero es que en ese tiempo fueron revolucionarias y sobre todo reivindicadoras de nuestra cultura. Los libros escritos por este aventurero fueron ignorados y casi quemados hasta que Nicolás Acosta los rescató y publicó poco tiempo después.
Lo que Villamil de Rada pretendía hacer era algo importante no solo para nuestro país sino para el mundo entero. Anunciar que la cultura aymara era la más importante de seguro despertaría el interés de otros estudiosos que continuarían revisando y tal vez dicha hipótesis hubiera sido claramente aceptada o rechazada. Válida o no es sin duda un aporte a lo que se refiere al avance del estudio antropológico del hombre.
Este escritor se animó a lo que pocos harían. Dejó de lado sus estudios europeos, incluso una familia en Perú. Y dedicó los últimos años de su vida a escribir sobre lo maravillosa que la cultura de los aymaras es y siempre será para el mundo entero. Trato de alejar esa mirada discriminatoria y hasta piadosa sobre nuestro pueblo y lo elevó a un estadio superior y de mayor alcance.
Es claro que Villamil fue un personaje brillante. Pero claramente estuvo limitado porque los estudios antropológicos recién comenzaban. Su aporte no debe ser tomado a la ligera pues en ese momento aunque la colonia ya había pasado aún los indígenas eran discriminados. Era solo en apariencia que la esclavitud había terminado. La disputa continuaba dentro de nuestra recién nacida república.
Dentro de la ahora Bolivia las disputas políticas de ese momento fueron determinantes para la historia de nuestro país. Fue incluso Villamil quien fue partícipe activo dentro de este proceso. Es aquí cuando se puede evidenciar su claro inclinamiento hacía una tendencia nacionalista. Su pueblo Sorata siempre lo reconoció como un gran personaje e incluso lo nombró autoridad en el momento en el que se postuló.
Fue tal la lucha por su país que en el momento en que sus ideas no fueron escuchadas él reaccionó contra el gobierno que fuere. Esto provocó su exilio a Perú por varios años, aún así en cuanto tuvo la oportunidad volvió al país a seguir luchando.
En su momento le pidió ayuda al gobierno para publicar sus textos pero no obtuvo respuesta. No era de extrañarse pues el país vivía una lucha como ya se ha mencionado. Lo que realmente le hizo falta a nuestro país en ese momento fueron personas como Villamil, con un fuerte sentido patriótico.
Su obra no solo fue escrita con el afán de hacer fama o fortuna como en otros casos es muy común. Su interés era mucho más grande e importante.





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