domingo, 22 de julio de 2012

Práctica Nº22

Práctica Nº 22
Columna
Trata y Tráfico de personas

Durante los últimos diez años el índice de Trata y Tráfico de personas en Bolivia se incrementó en un 92,2 por ciento. Son muchos los casos de personas desaparecidas que hasta el momento las autoridades no han podido resolver. Y cada día son más las familias que buscan desesperadas a sus seres queridos sin una respuesta. Algunos casos de desapariciones  se han hecho públicos durante los últimos meses pero esto no significa que el problema sea reciente.

Un estudio realizado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) señala que Bolivia es uno de los cinco países de Sudamérica con más casos de Trata y Tráfico de Personas. Con el propósito de disminuir los casos es que la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Diputados  ha propuesto la "Ley Integral contra la Trata y Tráfico de Personas".  Pero desde 2006 ya se cuenta con una ley que regula este delito y aún así los casos se incrementan cada vez más.

Los casos de desapariciones son de un promedio de 20 por día, a pesar de que ya existe una ley que sanciona la trata y tráfico de personas. No basta con dar una nueva ley que vuelva las sanciones más severas, lo que realmente se necesita es un sistema de organización preventivo y una fuerza policial que vele constantemente por la seguridad de toda la ciudadanía.

Hasta el momento este sistema no ha sido eficiente y los secuestros de niños y adolescentes suceden a plena luz del día. Además nuestro país no cuenta con una entidad que se especialice en el tema de la investigación judicial y policial por lo que los casos se quedan años y años en los archivos sin poder ser resueltos. Ante la falta de control son más las redes delincuenciales que se organizan para traficar personas con distintos fines y de distintas maneras.

El tráfico de personas es un negocio por demás lucrativo por la explotación laboral, sexual y en especial  la venta de órganos.  En nuestro país no existe el debido control hacia las personas que pasan las fronteras,  pues solamente son tres los policías que controlan la salida de un promedio de 600 personas por día y eso nos convierte en un blanco fácil. No necesitamos solo una ley que endurezca las sanciones, lo que realmente necesitamos es un plan de prevención, acción efectiva en las investigaciones de los casos y una organización eficiente para controlar mejor nuestras fronteras. Esperemos que esta nueva ley no tenga el mismo destino que la promulgada en 2006.






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